Por SANTIAGO GALICIA ROJON SERRALLONGA*
Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y tenga dominio sobre los peces del mar, y sobre las aves de los cielos, y sobre las bestias, y sobre toda la tierra y sobre todo animal que se arrastra sobre la tierra…
Génesis 1:27-29
Más allá de temas religiosos, la imagen caricaturesca, repugnante y grotesca que presuntamente difundieron Donald Trump y la Casa Blanca, ofrece diferentes escenarios. Con la manipulación de la Inteligencia Artificial, Trump, el que tanto “apoya” al pueblo judío, apareció con la vestimenta de Papa y hasta aseguró, en una supuesta broma, que le hubiera gustado ser pontífice.
Podría creerse que se trata de una broma de mal gusto por parte de un bufón e idiota, respaldado por sus aplaudidores y cómplices, o que es otro arranque de agresividad, burla y locura por parte de un viejo caprichoso, ignorante y necio; sin embargo, parece, tiene un mensaje aterrador y monstruoso.
Resulta que el hombre está demostrando que se encuentra encima de todos, incluso de la jerarquía de la comunidad católica, a la que aborrece y desprecia. Quizá hasta pretende dar a entender que él decidirá al sucesor del Papa Francisco y que tiene poder e influencia sobre dicha religión y el camino que seguirá.
Ya fuimos testigos, durante el Covid-19, que los líderes religiosos callaron y fueron incapaces de dirigir algún mensaje alentador a la humanidad. Lo mismo hicieron las comunidades médicas, científicas y académicas, lo que motivó a pensar que son cómplices, fueron amenazados o estaban acobardados y empequeñecidos.

Y al publicar esa clase de material -la imagen de Trump convertido en Papa, que parecería ociosa a simple vista-, da idea de que innegablemente tiene cierta intencionalidad, paralelamente a considerar estúpidas y retrasadas a las mayorías.
Una persona equilibrada, inteligente y sensata, no se divierte con una fotografía como la que publicaron Trump y la Casa Blanca; pero sí interpreta el mensaje aterrador que pretenden difundir para desarticular a la humanidad.
Por añadidura, es una falta de respeto a una religión milenaria y a sus millones de feligreses, lo cual ya no asombra porque la élite globalista tiene el proyecto de desmantelar a la humanidad, devastarla, humillarla y reducirla al nivel de la basura y la escoria para, ya inútil, enjenada e idiotizada, someterla brutalmente y explotarla.
Es hora de despertar del letargo voluntario y reaccionar antes de que resulte demasiado tarde y el gobierno global se convierta en tiranía apocalíptica, en el nuevo infierno para los seres humanos.
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* Santiago Galicia Rojon Serralonga. Es escritor y periodista con más de 30 años de experiencia. Se ha desarrollado como reportero y titular de Comunicación Social de diversas instituciones públicas y privadas.