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“La distritación que viene”. Por David Alejandro Delgado Arroyo

Por DAVID ALEJANDRO DELGADO ARROYO*

Mientras transcurre el proceso electoral en curso, el pasado 26 de febrero, el Consejo General del INE tomó un acuerdo por el que se instruye a la Junta General Ejecutiva para que, a través de la Dirección Ejecutiva del Registro Federal de Electores, realice las actividades necesarias para presentar el Proyecto de la Demarcación Territorial de los distritos electorales uninominales federales y locales, con base en el censo de población y vivienda 2020.

Todo proviene de la disposición que establece el 53 Constitucional que señala: “La demarcación territorial de los 300 distritos electorales uninominales será la que resulte de dividir la población total del país entre los distritos señalados. La distribución de los distritos electorales uninominales entre las entidades federativas se hará teniendo en cuenta el último censo general de población, sin que en ningún caso la representación de una entidad federativa pueda ser menor de dos diputados o diputadas de mayoría”.

De manera que al publicar el INEGI los resultados del Censo de Población y Vivienda 2020 el pasado 25 de enero de 2021, procede que el Instituto Nacional Electoral actúe en consecuencia para actualizar la distritación federal y local que no tendrá efectos para el proceso electoral en curso, pero si para 2024.

Razona el Acuerdo referido que “Lo anterior busca que toda diputada y todo diputado electo por el principio de mayoría relativa, tanto en el ámbito federal como local, represente a un numero similar de pobladores y, al mismo tiempo, posibilita a la autoridad electoral la preservación del valor del voto de la ciudadanía”.

Uno de los elementos que advierte el Acuerdo es que el “INE deberá asegurar la correcta consulta que se formularán a los pueblos y comunidades indígenas, con la finalidad de que contribuyan en la conformación de los Distritos que cuentan con municipios de esta población, garantizando su integridad y unidad, con la intención de mejorar su participación política”.

Un efecto que tendrá la distritación federal es que los movimientos migratorios se traducirán en el numero de distritos que le corresponde a cada entidad federativa, de manera que en el balance nacional, las entidades federativas que se caracterizan por la emigración (como Michoacán) podrían perder algún distrito, que ganaría alguna entidad que se caracterizara por la inmigración.

Si lo anterior sucediese en Michoacán se tendría que buscar una conformación distrital federal que se armonice al máximo con la conformación distrital local, ojalá los expertos que propongan los criterios, consideren los beneficios de la armonización que redunda en el trabajo operativo de los Mecanismos de recolección de los paquetes electorales. Ya en la pasada distritación Michoacán fue un ejemplo al hacer compatibles los 12 distritos electorales federales con los 24 distritos electorales locales a razón de dos locales por uno federal, lo que beneficia inclusive hasta en los gastos de campaña federal y locales y su fiscalización.

Pero además hay un criterio muy socorrido por la academia que estudia esta parte de la teoría electoral, y que proviene principalmente de Dieter Nohlen, quien en su libro “Sistemas Electorales y Partidos Políticos” quien habla del fenómeno del “Gerrymandering” que se entiende como “la distribución de las circunscripciones electorales con arreglo a consideraciones político partidistas”, por supuesto que ello se combate con criterios claros e imparciales.

Uno de esos criterios es precisamente el equilibrio poblacional que parte del mandato constitucional, pero se ha usado otro criterio que se observa bien desde la teoría pero que es un desastre en la operación electoral, que es el de la compacidad geométrica; es decir, se le da ventaja a la conformación más poligonal posible.

Dicho criterio, que proviene de las conformaciones de algunos estados de la unión americana que están muy próximos a la cuadratura, que son técnicamente posibles si estás tratando con una planicie, pero que se complica mucho si se encuentran accidentes geográficos de gran envergadura como cordilleras o como grandes ríos. Por ejemplo, quizá no hubieran existido como dos países diferentes Argentina y Chile si no fuera por la Cordillera de los Andes.

Pues bien, el criterio de compacidad geométrica que han recomendado los expertos es solo viable si y solo si se diseña en una planicie cuadricularmente conectada por vías de comunicación; es un ideal teórico que no existe en una realidad con una planicie como la de México, que está determinada por dos sierras madres, una planicie central y varios caudalosos ríos, además de otras conformaciones montañosas. Tan solo hay que observar cómo se diseñan las calles en zonas montañosas para poder determinar lo absurdo del poligonal perfecto.

El problema de buscar el poligonal perfecto es que se encarecen los costos electorales y puede inclusive ir en contra de la identificación de una región que por su propia dinámica tiene más contacto con las vías de fácil acceso que con aquellas que son de difícil acceso.

Por ello considero que ese criterio tendría que desaparecer y más bien apuntar a un criterio de eficacia en el costo electoral, entendido éste no como una fórmula simple, sino aderezada con un criterio de optimización de recursos. Elementos para alimentar la fórmula matemática los hay, como por ejemplo la determinación de gastos de campo de los Capacitadores-Asistentes Electorales y Supervisores Electorales.

Otro criterio que sería necesario en la próxima distritación es la preferencia por la distritación en zonas metropolitanas, y esto tiene que ver con el criterio de unicidad municipal, es decir que un municipio no se puede partir para generar dos distritos con partes de un municipio que agreguen municipios pequeños adyacentes. Este criterio ocasionó muchos problemas para Michoacán en la pasada distritación, debido a que Uruapan se tuvo que dejar solo aunque estuviera en el limite inferior permitido de la desviación de la media que es de mas menos 15%.

La consecuencia de ese criterio es que Municipios que tienen una vinculación constante y directa con Uruapán tuvieron que se añadidos a la frontera de otros distritos, como por ejemplo el que corresponde a la cabecera con Apatzingán; elevando sustancialmente los costos de operación electoral e inclusive reduciendo la rapidez de la generación de resultados electorales.

Las distritaciones si bien es cierto no deben responder en lo absoluto a las preferencias políticas, si deben de generarse a partir de criterios que eficienticen los costos electorales y la rapidez de la operación electoral.

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David Alejandro Delgado Arroyo.  Es licenciado en Ciencias Políticas y Administración Pública por la UNAM; con estudios de maestría en Administración Pública por el INAP y en Procesos e Instituciones Electorales por el IFE. Miembro fundador del Instituto Federal Electoral, en donde ingresó en 1991 desempeñando diversas funciones de Jefe de Departamento, Subdirector, Vocal Ejecutivo Distrital en Coatepec y en Minatitlán, Veracruz; a partir de 1999 se desempeña como Consejero Presidente de Consejo Local del IFE, cargo que ha representado en Querétaro; Aguascalientes; Durango; Guerrero y actualmente Michoacán ya como INE.