La Página
Por VÍCTOR ARMANDO LOPEZ
Cheranástico, Michoacán.-Por tercera ocasión como Presidenta de México, Claudia Sheinbaum vino a Michoacán, y precisamente a donde el corazón la lleva, donde se forjó su carácter solidario, la convicción de luchar como mujer para no regalar derechos; y su proyección como profesionista, como mujer de ciencia.
A la comunidad indígena de Cheranástico, perteneciente al municipio de Paracho, Michoacán, ubicada en la zona alta de la Meseta Purépecha, llegó la mandataria nacional. Vestida de pantalón y blusa bordada, con zapato bajito, del cómodo. Pero en el trayecto las mujeres le pusieron rebozos: Blanco, morado y negro, así como diversos colguijes de maíz y un mandil.
La saludaban, abrazaban, no la querían dejar ir. Hasta que pudo llegar al templete principal.
Ahí le realizaron una ceremonia de limpia y bienvenida a los cuatro vientos, utilizando copal, notas musicales de caracoles y diversos frutos en el piso. Y fue nombrada: “Nana Claudia”, por lo que le dieron un bastón de mando.

Previo a su llegada, las mujeres y hombres de la comunidad, así como las provenientes de las cuatro regiones de la Meseta Purépecha, la Cañada de los Once Pueblos; de la Ciénega; y del Lago de Pátzcuaro, asistían presurosos al evento, portando su ropa de fiesta, caracterizada por infinitos colores y bordados de gran expresión. Sin olvidar los sombreros tejidos.
Gritos por todos lados de emoción y reclamo se escuchaban, y es que las personas se subieron a las sillas para ver mejor y mostrarle sus pancartas, con alguna petición o de saludos: Mientras que desde algunas azoteas también se observaban espectadores, pasando una situación muy difícil ante los inclementes rayos del sol de las 12:00 horas.
Desde las azoteas lucían lonas de apoyo, reclamo y solicitando ayuda. Unas del Crefal, otras de la lucha educativa de la CNTE, algunas más pidiendo apoyo para la comercialización de las guitarras de Paracho.
La plaza de Cheranástico estaba llena, y también la calle. Espacios separados por rejas emergentes. Ello causó reclamos de gente que quería entrar, y los de afuera aventaban agua a los de adentro. Algunos empujones que los organizadores aguantaron estoicamente. Mientras que algunas mujeres gritaban y lloraban, pensando que sus comunidades quedarían fuera del Catálogo de Pueblos y Comunidades Indígenas y Afromexicanas. Minutos más tarde, se anunció que todas estas expresiones michoacanas estaban inscritas.

Antes de que la mandataria nacional tomara la palabra, autoridades indígenas locales hicieron uso de ella, y le expresaron: “Aquí tiene a su otra familia, que siempre la espera con los brazos abiertos, para enfrentar los momentos difíciles y vivir los de alegría”.
Mientras que la secretaria del Comisariado de Bienes Comunales de Cherán, Mayra Aidé Pérez Bautista, le dijo a la Presidenta de México: “Su visita es el regreso de alguien que conoce nuestra vida, nuestros caminos, nuestras necesidades y nuestra lucha. Usted ya sabe cómo se camina aquí la palabra. Tenemos esperanza y compromiso con una mujer de ciencia y conciencia, una mujer que saber que aquí no pedimos, ejercemos derechos”.
Políticos y servidores públicos no dejaban de sonreír, todos sentados, otros se paraban para que les tomaran unas fotos, o ellos mismos lo hacían, no podían dejar pasar el momento. Tenían que subir una imagen del instante al Facebook o al Instagram.

El gobernador de Michoacán, Alfredo Ramírez Bedolla, resaltaba que para Claudia Sheinbaum el compromiso con los pueblos originarios es permanente: “Presidenta este pueblo la ha nombrado Nana, que significa madre, título que expresa amor y reconocimiento. Sólo dos personas han recibido esa distinción como tatas del pueblo purépecha: Tata Vasco de Quiroga y Tata Lázaro Cárdenas del Río”.
Y por fin llegó el momento, Claudia Sheinbaum hablaría. Sonreía, se e acomodaba los colguijes y el pelo. Antes de tomar la palabra, los maestros la interrumpieron. Ella, con toda calma, les dijo que en un momento les recibirían sus demandas y dialogaría. Ello calmó a los “gritantes”.
Platicó cómo hace 42 años llegó por primera vez a Cheranástico, con el objetivo de hacer estufas de leña, con barro, arena y lodo. Y recordó que durante su estancia dormía en el piso del tapanco de la casa de Pedro Márquez. Mientras que comía en el hogar de Roselío y Eloisa. “Aquí aprendimos a comer corundas. Me levantaba temprano y al salir a las calles me perseguían los perros. Lo recuerdo bien”.
La ovación de los presentes y el grito de: “Presidenta…Presidenta” fue superior. Y Claudia Sheinbaum detalló: “Pensamos que veníamos a enseñar (junto con sus compañeros estudiantes de la UNAM), pero la verdad es que desde ese tiempo hasta ahora seguimos aprendiendo del pueblo purépecha. En mi caso no sería lo que soy ni no fuera gracias al pueblo purépecha y lo que aprendí en estas tierras”.

Y recordó con más nostalgia, misma que se reflejaba en su rostro y en el entrelace de sus dedos: “Aprendimos a echar maíz y a barbechar. Nos enseñó Roselío. Aprendimos de la riqueza del bosque, del amor a la tierra, de la fuerza de las mujeres purépechas. Aprendimos del amor del pueblo michoacano al Tata Lázaro. Y venimos a comprometernos con ustedes”.
Y es que desde su segunda visita presidencial a Michoacán se comprometió a regresar para echar a andar varios programas de carácter nacional. Por ejemplo, en Cheranástico puso en marcha el Plan de Justicia del Pueblo Purépecha por medio del cual se considera consultar y trabajar en 146 comunidades indígenas pertenecientes a 23 municipios michoacanos, con una población de 172 mil habitantes.
Así como el inicio del Programa Nacional de Estufas Eficientes del Bienestar, de las cuales se construirán en comunidades indígenas de Michoacán. Mientras que la meta nacional es llevar la edificación de 1 millón de estufas.

Claudia Sheinbaum concluye su discurso. El evento acaba con el canto del Himno Nacional Mexicano, con los “¡Viva México!” “Viva Michoacán!” “¡Viva el pueblo purépecha”. Viene el momento de escuchar directo a los demandantes, de tomarse fotos, de dejarse consentir por la gente de esta comunidad, cómo ha sido desde que fue jovencita.
Se va para Zinapécuaro, donde echará a andar el Programa Cosechando Soberanía, con el que se pretende incrementar la producción nacional de maíz criollo, frijol y otros productos, beneficiando directamente a los productores.
La gente empieza a retirarse, los de la comunidad a lo fresco de sus casas de adobe y teja, otras más de tabique y loza. Los que llegaron de más lejos viajarán en la caja de alguna camioneta o camión viejo, con el castigo de los rayos solares. La gente de a pie, queda con ilusión y esperanza de que vuelva pronto su “Nana Claudia”.

Mientras que los servidores públicos, senadores, diputados y presidentes municipales se retiran en camionetas de lujo, con sus pláticas de aire acondicionado. Ellos cerrarán lo ojos a lo que vean en el camino.
Ese mismo que pasa por Cherán, Nahuatzén, Sevina y Pichátaro, sitios en los que en algunos hay barricadas y leña, Hay elementos de fuerza, algunos lo parecen otros no. Lo cierto es que desde ahí vigilan que no les talen sus bosques o que invadan sus tierras, pues nadie les presta atención a ese problema desde hace décadas.

