La Página
Por ASAID CASTRO/ACG
Morelia, Michoacán. Frente al Templo de las Monjas, en la avenida Madero, resistiendo el calor y la reducción de permisos municipales, los últimos artesanos de las charamuscas —también llamadas “Coronas de Cristo”— alertan sobre el fin de una tradición de más de 60 años.
Las charamuscas son dulces hechos sólo para Jueves y Viernes Santo. Agua, azúcar de caña y, esencias de frutas —naranja, tamarindo, limón—se cuecen en ollas de barro hasta que la mezcla cristaliza. Luego, se “azotan” contra un clavo en una viga de madera para formar coronas de caramelo que se venden a desde los 5 hasta los 20 pesos cada una.
«Antes vendíamos en Catedral, Carmen, Merced y San Francisco. Ahora sólo aquí, y por dos días», explica Agustín Viveros, parte de una tercera generación que guardan este dulce desde hace mas de 60 años.
María Dolores Viveros, su prima y también tercera generación de dulceros, añade que la falta de espacios ha reducido drásticamente la afluencia de clientes. «El Ayuntamiento nos quitó permisos sin justificación —dice—. Sin lugares, se complica enseñar el oficio a los jóvenes».
Hoy sólo unos cuantos puestos sobreviven en el atrio de las Monjas. Quienes conocen la corona de Cristo temen que, de no restituirse los espacios en otros templos, la técnica desaparezca con el pasar de los años.